Entrañables, digo, por no decir ... viscerables, son las frases que he oido esta semana en la televisión nasional.
El vacío irrellenable que ha dejado en Algeciras un guitarrista flamenco que vivía todo el tiempo en el Caribe mexicano no se puede aguantar.
Toda la verborrea periodística me ha dejado el cerebelo rosa pálido, y he llegado a la conclusión que tres millones de enfermos raros consiguen conmover mogollón más que otros tantos millones de gente sin trabajo ni techo sobre su cabeza.
NO ES PAIS PARA NORMALIDADES
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