20 abr 2014

DOMINGOOOOOOOO

 DOMINGO, 20 DE ABRIL 



Cuando los móviles no existían (sic) tenía una amiga cuyos talentos imitatorios competían con los de sus cuatro hermanas (cinco encantadoras brujitas). 
El motivo a imitar era el grito tarzanesco de una vecina que llamaba a su hijo a la hora de la cena. Dominguito estaba siempre en la calle a dos o tres manzanas de su casa y se hacía el sueco. "Dominguitooooooooooooo".
Ahora veo a la fauna urbana gritar por el móvil por cuestiones que parecen tener una importancia "de vida o muerte". 
Antes pensaba que las vecinas ululantes eran bárbaras. Sepan los improbables lectores argentinos que no me refiero a que fueran estupendas ni fantásticas, sino cavernícolas. 
Hoy las recuerdo casi con nostalgia.






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